Ayer vi la película Bohemian Rhapsody, una autobiografía de Freddie Mercury, y hoy no he podido evitar hacerle su Numerología. Siempre me ha atraído este artista y ahora que lo conozco un poquito más, más le admiro.
La admiración viene por ser auténtico, que es otra manera de decir que fue fiel a su propósito, a quién era, a la energía en la que su alma quería vibrar. Y para ello no le importó saltarse los condicionamientos familiares, sociales y ser él mismo.
Yo creo que eso es lo que admiramos de alguien que alcanza la celebridad, su autenticidad. A quien se atreve a atravesar aquello que a los demás nos puede dar miedo o nos resistimos a ello, porque una parte de nosotros sabe que si lo integramos en nuestras vidas, ya no habrá vuelta atrás e iremos directos a nuestro propósito. Cuando se ha tocado el cielo cuesta más mirar hacia otro lado…
En esa sabiduría interior también es necesario confiar, escucharnos más y persistir, a pesar de las voces de fuera, que normalmente son reflejo de nuestros miedos, y que nos pueden dar una pista de qué aspectos tenemos que trabajarnos en nuestro desarrollo personal.
Otra cosa es, cuando una vez nos hemos atrevido a integrar esa energía en nuestras vidas, como nos manejamos con nuestro propósito. Ahí puede aparecer el apego, la sombra…pero ese es otro tema. Primero atrevámonos a ser nosotros mismos, a no resistirnos a aquello que nos lleva a nuestro deseo. Seguro que nos trae experiencias más interesantes y evolutivas que estar alejados de quienes somos. Una frase que se me quedó grabada desde pequeña fue «el peor arrepentimiento es por lo que nunca hiciste» 🙂
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